ISOECO EN EL DIARIO LA VERDAD DE MURCIA

Fuente la verdad de Murcia.

Resumen del artículo del periódico la Verdad de Murcia "Los pies en la tierra", de Miguel Ángel Ruiz, publicado en el dominical y en el periódico digital de la misma casa.

Cuando uno pasea por Lo Jorge, la finca de ocho hectáreas que gestiona ISOECO en Fuente Álamo, es evidente la presencia de mariquitas, mariposas, pájaros y abejas circulando entre los bancales de patatas, lechugas, nabos y pak-choi –la exquisita col china–. La biodiversidad que genera el policultivo ecológico. Radicalmente ecológico, insisten los promotores de Iniciativas Sociales para el Ecoempleo, que tiene como objetivo crear trabajo en sectores alternativos, especialmente a desempleados mayores de 45 años. Su proyecto estrella es dECO –doble ‘eco’, ecológico y económico–, una original iniciativa con menos de un año de vida dedicada a la producción y distribución de productos agrícolas ecológicos. No solo venden las frutas y verduras que cultivan en Fuente Álamo, sino que asocian a agricultores que trabajan la tierra de acuerdo con sus ‘ecoexigencias’ y crean grupos de consumo que compran productos de calidad excelente a un precio fijo anual «equiparable al de un supermercado como Mercadona», aseguran.

¿El resultado? Pequeños productores que obtienen un margen de un 60% –el beneficio habitual oscila entre un 2% y un 10% del precio de venta del producto– y un éxito empresarial que no se esperaban cuando iniciaron esta aventura. Porque casi todos los socios fundadores eran ajenos al mundo agrario: Jorge Estebaranz, 35 años, nacido en Madrid, es informático; Felipe García Ramírez, malagueño de 50, es ingeniero técnico; Mercedes Garrido, jienense de 45 años pero murciana desde los 6, ha trabajado en el sector de las artes gráficas; José Coy (Alcantarilla, 1963) es el fundador de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca; y completan el equipo el paisajista murciano Paco Rosique y el ingeniero agrónomo cartagenero Ramón Navia, 51 años, experto en agricultura ecológica. 

«Hacemos una recogida selectiva en función de la demanda», explica Ramón Navia: «Doscientos manojos de esto, cincuenta de aquello... una forma de trabajo que no es habitual en el campo, pero es la exigencia que nos hemos impuesto. No nos lo jugamos todo a un producto porque queremos producir menos pero de más calidad. Queremos que esté muy bueno para que nos sigan haciendo pedidos. Así de simple».

Y está muy bueno, tanto que se disfruta comiendo en crudo sobre el mismo caballón: no es necesario ni lavar la verdura porque no lleva nada. «Los insectos se van comiendo los pulgones y equilibran el sistema sin necesidad de química», explica Ramón: «Cuanta más biodiversidad, más equilibrio».

La eliminación de intermediarios, la utopía de los agricultores convenciales, puede hacerse realidad a pequeña escala, como demuestra el proyecto dECO: «Como nuestros precios son siempre los mismos, no tenemos prisa por cortar el producto, así que lo hacemos cuando está en su punto, y como mucho al día siguiente está repartido. Nos salimos de la presión del mercado», continúa, «porque el agricultor tiene garantizado que esta semana va a ganar lo mismo que la próxima».

«Este proyecto se basa en el respeto al campo, al trabajador y a los consumidores», asegura Jorge Estebaranz, que se muestra sorprendido por la velocidad a la que está creciendo dECO: ya venden cada semana sus frutas y hortalizas de temporada a más de doscientas familias y más de veinte fruterías, bares y restaurantes mediante reparto directo o distribuidores que coordinan los grupos de consumo.

La iniciativa dEco va más allá de convertirse en un simple negocio, insiste Felipe García: «Queremos involucrar a pequeños productores en un proyecto de economía social, formar a agricultores y comercializar sus productos para que obtengan un precio justo por ellos. En nuestro caso, es el agricultor el que marca el precio».

Después de ponerse en marcha «sin un duro» y sin respaldo bancario convencional –recurrieron a la banca ética: Fiare y Triodos Bank–, y con la voluntad de «aportar algo a la sociedad poniendo creatividad y trabajo», han descubierto potencial de empleo en la agricultura ‘limpia’: «Hay que tener en cuenta que el 99% de la población aún no consume productos ecológicos».

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